Vivimos en la era de la información y la desinformación. Encontramos opiniones a diario que nos dicen que formamos parte de una sociedad igualitaria donde se supone que el feminismo ya no es necesario; otros nos hablan de la importancia del mismo para garantizar las mismas oportunidades y satisfacer las necesidades de toda la población. Cada uno expresa sus dudas y éstas transmiten “objetivamente” una y otra verdad.
Ante la impunidad del oligopolio energético y las lentas reacciones de la Administración, las afectadas se organizan en plataformas de lucha, activismo y soporte mutuo como la Alianza contra la Pobreza Energética (promotora con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y el Observatorio DESC de la Ley 24/2015). Vemos en estas plataformas una clara mayoría de mujeres que se empoderan, participan y luchan por sus derechos.
¿Existe alguna relación con la desigualdad de género que nos rodea? ¿Dicho de otro modo, el género es actualmente un factor de riesgo para sufrir pobreza energética y no lo estamos considerando? Responder esta pregunta implica aventurarse en factores como un análisis de la feminización de la pobreza, la elaboración de políticas públicas que incorporen el género de forma transversal y la búsqueda de datos efectivos. Ello podría iluminar la desinformación, apoyar la hipótesis inicial y, por lo tanto, reivindicar una desigualdad existente y traducirse en la incorporación efectiva de la desigualdad de género como agravante y factor de riesgo ante la pobreza energética.
Debido a la amplitud de la pregunta, hemos querido centrar el estudio en la ciudad de Barcelona. Lo hemos hecho también partiendo de la creencia de que es necesario construir políticas efectivas a escala municipal que puedan incluir la participación y visión de las afectadas y otros expertos en su elaboración.
En este marco, destacamos la aportación en forma de datos del Instituto de Servicios Sociales (análisis de la atención en los Centros de Servicios Sociales) y la aportación en materia de pobreza energética de la Asociación de Ciencias Ambientales, indispensable por su conocimento sobre la materia y su rigor en el tratamiento de los datos.
Por último, agradecer y remarcar la importancia de la entrevista colectiva; cinco compañeras de la Alianza contra la Pobreza Energética han aportado su visión, vivencia y experiencia y han sido imprescindibles en la elaboración del estudio.
Por Irene González Pijuan
El informe completo se puede leer aquí.
El informe Desigualdad de género y pobreza energética ha sido elaborado por Enginyeria Sense Fronteres en colaboración con la Alianza contra la Pobreza Energética y con el apoyo de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament.