Tras dos rondas de recogida de firmas, el 3 de noviembre de 2013 el proyecto de ley se sometió a la votación popular. Se calcula que 600 000 berlineses (el 24 % del electorado) votaron a favor de las iniciativas, pero no se alcanzó el quórum necesario del 25 % de votantes, que faltaron 20 000 votos para el «sí». No obstante, la campaña sumó presión suficiente para liderar la creación de una red local de operadores y de suministradores de energía, aunque muchas de las demandas continúen sin ser abordadas (incluida la mayor participación pública).
Antecedentes
En la década de 1990, muchos municipios alemanes se vieron afectados por la oleada de liberalizaciones y privatizaciones. El liberalismo del mercado de la UE promovió que los municipios endeudados se retiraran de los ámbitos de interés local (energía, agua, residuos, transporte público) y comenzaran a privatizarlos. La liquidación de esos activos generó ingresos a corto plazo para los presupuestos municipales. Se prometió a los consumidores precios más bajos, mejor calidad y un servicio más orientado al cliente, basado en la supuesta eficiencia del sector privado y en las ventajas de la competencia del mercado; sin embargo, ninguna de esas promesas se mantuvo.
Unos 15 años después, las cosas comenzaron a darse la vuelta. En los últimos años, especialmente en el ámbito del suministro energético, Alemania ha registrado una clara tendencia hacia la remunicipalización. Los plazos pendientes para las renovaciones de la concesión han llevado a que muchos municipios se planteen la distribución de la energía por parte de un proveedor de propiedad comunitaria, así como el futuro del suministro energético local de manera más amplia. En el debate, no solo participan el gobierno local y los ayuntamientos locales sino que, en muchos lugares, distintos agentes de la sociedad civil también se han incorporado a él y han promovido el proceso. En Berlín, Berliner Energietisch situó este tema en la agenda política, vinculándolo a tres dimensiones de la sostenibilidad: ecología, condiciones sociales y economía.
Berliner Energietisch
Berliner Energietisch es una amplia alianza social y un movimiento socioecológico de organizaciones e iniciativas locales de Berlín, compuesto por numerosos ciudadanos comprometidos. Se fundó en el verano de 2011, en respuesta a la agenda del gobierno berlinés recién electo (constituido por los socialdemócratas y por el partido conservador CDU), que se opuso a la remunicipalización del suministro de energía local.
La alianza no partidista se considera a sí misma como una plataforma abierta. Hasta el día de hoy, 56 grupos locales de la sociedad civil se han unido a la coalición. Los socios de esta alianza abarcan desde grandes organizaciones a pequeñas iniciativas de los movimientos sociales y medioambientales, así como a redes de activistas. También forman parte de la alianza grupos religiosos, organizaciones por el bienestar y para el asesoramiento de inquilinos, así como asociaciones culturales. El desarrollo de una amplia coalición fue posible al entender que la energía afecta de distintos modos a distintos grupos de interés. Lo que hicimos fue traducir el enfoque de Energietisch a las distintas áreas de trabajo de los miembros (por ejemplo, la pobreza energética es una cuestión crucial para las asociaciones con orientación más social que desean asegurar que los hogares no destinen más del 3 % de sus ingresos al pago de las facturas de energía).
Objetivos de Berliner Energietisch
Los aspectos ecológicos, democráticos y sociales del suministro energético recibieron la misma importancia y constituyeron pilares esenciales de la nueva estrategia para Berlín. Se consideró necesario aplicar presión política sobre el gobierno recientemente electo en 2011 para posibilitar el reajuste del suministro energético de la ciudad. Así pues, Berliner Energietisch escogió el camino de la democracia directa: el marco para el nuevo sistema de suministro energético estaría determinado por un referéndum. A tal fin, se desarrolló un proyecto de ley que definió los principios clave de un suministro energético ecológico, social y democrático. Además de la propiedad municipal de la red de energía eléctrica, se propuso la creación de un proveedor de energía que fuera propiedad de la comunidad.
Campaña de Berliner Energietisch
La campaña de Berliner Energietisch propuso a los ciudadanos berlineses nada menos que «reclamar» el poder. Se escogió una vía democrática directa de tres pasos. El primer paso presentó una propuesta para la petición de un referéndum. Tendrían que recogerse 20 000 firmas válidas en un plazo de seis meses, antes de dar el segundo paso: presentar la petición de realizar un referéndum, con un mínimo de 173 000 firmas recogidas en seis meses. Energietisch consiguió recoger 227 748 firmas en esa fase.
Tras completar con éxito la primera y la segunda rondas para la recogida de firmas, el Gobierno federal de Berlín fijó la fecha para el referéndum, el 3 de noviembre de 2013. El referéndum se perdió por un estrecho margen; mientras que el 25 % del electorado berlinés hubiera bastado para que el proyecto sobre el suministro energético de propiedad comunitaria se convirtiera en ley, únicamente el 24,1 % votó a favor (599 588 votantes). Aunque la mayoría de los berlineses recibió con agrado la iniciativa, y pese a que el 83 % de los votantes optó por el «sí», la iniciativa no alcanzó el quórum necesario. La propuesta de Energietisch quedó descartada. Hasta el próximo periodo electoral no será posible realizar una nueva campaña para la celebración de un referéndum (después de octubre de 2016).
La demanda de la campaña
El proyecto de ley exigía la remunicipalización de la red de distribución de energía de Berlín, gestionada por el gigante sueco de la energía Vattenfall, y la creación de un proveedor de energía local, de propiedad pública 100 % berlinesa. El objetivo es facilitar a Berlín el 100 % de producción descentralizada de energías renovables, sobre la base de una visión a largo plazo. Este proveedor de energía de propiedad comunitaria ofrecería electricidad verde, extraída principalmente de centrales de energía renovable situadas en la región de Berlín-Brandenburgo. Se excluyeron totalmente de la propuesta la realización de nuevas inversiones en centrales nucleares y de carbón. Además, se definieron como objetivos clave de la empresa la eficiencia y el ahorro energéticos.
La empresa pública de energía, de propiedad pública, tendría una orientación claramente social y de lucha contra la pobreza energética en Berlín. Por ejemplo, una posible estrategia sería ofrecer asesoramiento concreto a hogares con bajos ingresos. Otra medida es adoptar políticas de renovación en los hogares que sean más justas para los inquilinos, al mismo tiempo que contener la elitización residencial, hallando un equilibrio entre eficiencia energética y alquileres asequibles.
Por último, el proyecto de ley especificaba amplias normas de transparencia y diversas oportunidades para que los ciudadanos de Berlín participasen en este proceso. El mecanismo de participación cívica llega mucho más lejos que el control parlamentario de las empresas de propiedad estatal. Los representantes de los ciudadanos en el consejo administrativo se escogerían por elección directa, con el fin de lograr una mayor democratización de la distribución y del suministro de los servicios públicos. El proyecto de ley proponía que todos los ciudadanos de Berlín escogieran de modo directo a seis miembros del comité ejecutivo. Los empleados de la compañía energética elegirían a otros siete, mientras que los últimos dos puestos quedarían reservados a los ministros berlineses de Economía y de Medio Ambiente.
La ley permitiría también la participación directa en los asuntos de la compañía. Asambleas vecinales anuales darían a los berlineses la oportunidad de conocer a su representante de la compañía energética en el Ayuntamiento, informarse sobre políticas, presentar nuevas iniciativas y hacer sugerencias. Cualquier iniciativa que reuniera 5000 firmas obligaría a la compañía a consultar con los clientes sobre una cuestión en particular. Existiría también la posibilidad de remitir una petición a un consejo independiente de estas asambleas y a una figura defensora, sin participación de voto en el consejo administrativo, que transmitiera y recogiera las inquietudes de los usuarios.
Resultado de la campaña
Aunque no se consiguió el objetivo principal de la campaña, sí se lograron otros fines clave. Se presionó al Gobierno federal del país, de corte democrático-conservador, para que creara el operador de red Berlin Energie, que se presentó a la oferta concursal para el contrato de concesión. Aunque el contrato de concesión expiró a finales de 2014, el proceso de selección continúa en marcha. Por el momento, la red de distribución continúa bajo el control de la empresa sueca de energía nuclear y del carbón Vattenfall. Se espera que se alcance una decisión a finales de 2016.
Además, como resultado de la campaña de Energietisch se estableció el proveedor de energía a nivel local Berliner Stadtwerke. Esta empresa pública ha aceptado muchas de las propuestas del proyecto de ley. El proveedor de energía, 100 % propiedad de Berlín, produce únicamente energía renovable, y uno de sus mandatos es reducir la pobreza energética. Desafortunadamente, no se adoptó el mecanismo de control democrático que propuso Energietisch; en su lugar se estableció un comité ejecutivo con funciones asesoras, al viejo estilo.
No obstante, la idea de la democracia energética –entendida como el acceso igualitario al suministro de energía y al control democrático– está siendo debatida activamente en Berlín y en otros lugares. Por ejemplo, la campaña de Berlín ha inspirado su homóloga Switched On London (switchedonlondon.org.uk), y las lecciones extraídas se están difundiendo ampliamente. Se espera que un Gobierno federal más progresista en el próximo periodo electoral pueda impulsar a Berliner Stadtwerke en una dirección igualmente más progresista. Los berlineses continúan exigiendo el control democrático sobre Berliner Stadtwerke.
Más información: www.berliner-energietisch.net